Sobre la base de una antigua construcción que servía como cuadras de caballos, se ha hecho esta casa, elevando su altura sólo media planta, aprovechando el desnivel existente. Se ha seguido una construcción tradicional recuperando las técnicas de los pueblos toledanos cercanos: el zócalo es de piedra y la parte alta de ladrillo revestido en mortero de cal. La cubierta de teja árabe, rematada en el alero con una hilada de teja en cobija. El espacio de entrada conecta la planta baja y la alta, donde la madera, tanto de pino como de roble, unifica todo el conjunto, incluyendo la escalera, realizada exclusivamente en carpintería de armar. Los suelos de la casa, de barro, pizarra y chino lavado muestran el trabajo de los artesanos locales. La chimenea separa los espacios de comer y de estar y se convierte en un elemento escultórico, haciendo un explícito homenaje a Josef Albers.